1. ¿Qué
es la sexualidad?
Comúnmente se entiende por sexualidad a las
formas de relación emocional, cultural y de conducta entre el hombre y la mujer,
o bien entre animales machos y hembras, asociadas a la búsqueda del placer
sexual en sus diversas manifestaciones posibles.
Hablar de sexualidad, sin embargo, no es sólo
hablar de reproducción y
de órganos sexuales, sino de las implicaciones culturales que la conducta sexual genera y ha generado
en la civilización humana, por ejemplo.
Tradicionalmente se consideraba que el aspecto
sexual de los seres humanos formaba
parte de su vida más instintiva, de su lado animal, lo cual permitía vincular
la sexualidad a un cierto “orden de la naturaleza” y, entre otras cosas,
proscribir cualquier conducta o elección sexual que no persiguiera la
reproducción de la especie, como la masturbación o la homosexualidad. Dichas
ideas están, hoy en día, sometidas a revisión y debate.
Puede decirse que la sexualidad humana implica
cuatro aspectos igual de importantes:
- Aspecto
biológico: Representado por las pulsiones del cuerpo y
el mandato de reproducirse que contiene la especie;
- Aspecto
psicológico: Representa el modo consciente o inconsciente
de asumir el mundo de los referentes sexuales;
- Aspecto
social: Tiene que ver con las presiones sociales y
los discursos sociales en torno al sexo, lo que dice sobre ello el momento
histórico;
- Aspecto
ético: Vinculado con la responsabilidad y
los modos individuales y colectivos de manejar el sexo en tanto relación
con los demás.
Conforme a la Organización Mundial de la Salud, de hecho, la
sexualidad abarca “al sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo,
el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual”. Además, “Se
vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias,
actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones interpersonales”.
Ver también: Asexualidad.
2.
Sexualidad en la
adolescencia
Puesto que la adolescencia es la etapa del
desarrollo humano en que se produce el despertar del deseo sexual y el
cuerpo madura reproductivamente, se trata del primer contacto del individuo
con su sexualidad, lo cual representa un conjunto de dudas, exploraciones y
descubrimientos no siempre fáciles de sobrellevar.
Los adolescentes están forjando durante esta etapa
su identidad y su relación consigo mismos y con los demás, proceso clave en su vida adulta, y
esto aplica también para lo sexual. Los adolescentes suelen explorar su
sexualidad de maneras diversas, a menudo mediante experiencias que les
permiten definir lo que les gusta y lo que no, es decir, quiénes son,
sexualmente hablando.
Esto significa que durante sus etapas de cambio y
exploración resultan particularmente vulnerables al riesgo, lo cual requiere
de una abierta educación sexual, que les instruya a vivir sus deseos
tomando las necesarias previsiones respecto al embarazo precoz, las
enfermedades de transmisión sexual (ETS) o el impacto emocional y psicológico
de las primeras experiencias sexuales.
En ese sentido, se debe enfatizar en el adolescente
la idea del sexo como una forma de alcanzar la intimidad con alguien, por lo
que involucra únicamente a quienes deseen expresamente tener dicho tipo de
relación, y nunca debería darse bajo coacción, chantaje o violencia.
Ver además: Adolescencia.
3.
Enfermedades de
transmisión sexual (ETS)
Las enfermedades de transmisión sexual son una
parte a considerar de la vida sexual humana, y pueden variar entre un malestar
pasajero y curable, a una enfermedad crónica o letal. Algunas de las más
conocidas de las ETS son:
- Sífilis. Causada
por la bacteria Treponema pallidum, causa úlceras pequeñas y a
menudo indoloras en las mucosas, genitales y en manos o pies. A lo largo
del tiempo, pues se trata de una enfermedad crónica, aparecen también
manchas rojas y lesiones en el sistema nervioso y aparato circulatorio.
- Gonorrea.
Conocida también como blenorrea o gonococcia, la ocasiona una bacteria
comúnmente llamada gonococo, y que suele afectar las mucosas
genitales, el aparato urinario, de los ojos, de la faringe o el recto.
Ocasiona lesiones purulentas de mal olor y puede ocasionar infertilidad en
las mujeres.
- SIDA.
Siglas del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, es producto de la
infección incurable con el VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana), que
se transmite por el intercambio de fluidos no sólo sexuales, sino de
sangre y otras sustancias internas. Esta enfermedad destruye la capacidad
del organismo de defenderse y lo deja a merced de otras enfermedades
secundarias.
- VPH.
Siglas del Virus del Papiloma Humano, es una de las infecciones más
comunes del mundo, que contempla a una amplia familia de virus cutáneos,
algunos de los cuales ocasionan verrugas y otro tipos de lesiones planas,
algunas de las cuales están vinculadas con el cáncer de cuello uterino y
de pene.
- Ladillas. Se
trata de un ectoparásito vinculado al piojo, que habita en las zonas
genitales y se alimenta de sangre, ocasionando picor en la zona. Se
transmiten durante el coito o al usar ropa de alguien infectado.
1. ¿Qué
es heterosexual?
Las personas heterosexuales presentan atracción
sexual por personas de un sexo distinto al propio. El concepto fue
utilizado por primera vez en el año 1892, en una revista americana sobre la
perversión sexual. Es el término opuesto a homosexualidad.
Para comenzar a explicar el concepto, es necesario
tener en claro que, desde el comienzo de las investigaciones científicas con
respecto a los comportamientos sexuales de los seres vivos, no se utilizaba el concepto
de heterosexualidad para definir lo que hoy conocemos como
heterosexualidad: apetito sexual de las personas por personas del sexo
opuesto. Es decir, una mujer heterosexual se siente atraída por los
hombres y el hombre heterosexual se siente atraído por las mujeres.
El primer contacto con el término homosexualidad
fue usado por algunos médicos que se referían a los posibles tratamientos para
que los “heterosexuales y homosexuales se conviertan en seres humanos con
inclinaciones naturales eróticas y con pulsiones normales”. Pero no fue hasta
1892 que el médico norteamericano Kiernan acuñó el término heterosexual para
definir a los comportamientos sexuales de las personas que se sentían atraídas
sexualmente -de forma anormal- hacia las personas del sexo opuesto.
Ver además: Asexualidad.
2.
La sexualidad y
la llegada de Freud
Sigmund Freud, reconocido médico austríaco del
siglo XX, popular por sus investigaciones neurológicas y psicológicas; postuló
en el año 1905, poniendo en duda todas las investigaciones previas,
que existe la posibilidad de que la atracción sexual hacia personas del sexo
opuesto no sea totalmente natural.
Más bien decía que hay un período dentro de la
temprana infancia en la cual se crea la conducta sexual del ser humano y que es, básicamente, un
proceso de aprendizaje. Según
Freud, nos enseñan a ser heterosexuales u homosexuales.
Hacia 1911, el novelista francés y gran defensor de
los derechos homosexuales, André Gide, sumó a todos los
debates existentes la inclusión del término heterosexismo,
que no habla de otra cosa que de la imposición social de la atracción hacia el
sexo opuesto. Según Gide, las costumbres sociales y las artes son las que
influyen en la conducta heterosexual,
modificando así los patrones de conducta sexual en determinadas sociedades.
3. La
cura de las conductas sexuales
Como dijimos anteriormente, tanto la homosexualidad como
la heterosexualidad eran consideradas enfermedades, desviaciones sexuales
que consistían en la lujuria hacia el mismo sexo o hacia el sexo opuesto, respectivamente.
Pero, después del debate entre todas las posturas antes expuestas, se empezó a
dejar de lado la concepción de las conductas sexuales como enfermedad y se
reemplazó por el concepto de sexualidad “normal”.
En la actualidad, las mentes de las sociedades del
mundo se han acostumbrado lo suficiente como para dejar de utilizar el término
“normal” al referirse a la heterosexualidad. Sin embargo, hay un régimen
social llamado heteronorma, que se conserva en algunas sociedades
aún, fundamentando que, al respetar las prácticas heterosexuales, la sociedad
funciona. Asimismo, la heterosexualidad es el único modelo válido de
relaciones sexoafectivas y de parentesco.
Heterosexualidad y homosexualidad
En el caso de los seres humanos, la
heterosexualidad es necesaria para que la reproducción sea llevada a cabo,
a excepciones de los hermafroditas, claro. Es así que la especie humana
necesita de la heterosexualidad para la subsistencia de la especie. Este
fundamento es utilizado desde siempre por aquellos que indican a la
homosexualidad como conducta antinatural. Si tenemos en cuenta la lógica, de ser real que toda la especie
humana tuviera conductas homosexuales, la perpetuación del mundo y sus
generaciones no sería posible.
En la actualidad, muchas asociaciones activistas en
las sociedades del mundo luchan para que las diferencias existentes desde
tiempos remotos entre los heterosexuales, homosexuales y las demás conductas
sexuales diversas -en el aspecto social, cultural, jurídico, religioso, entre
otros- sean mínimas o desaparezcan, en el mejor de los casos.
Estas asociaciones, repartidas por el mundo y
enmarcadas dentro de estos contextos, han logrado que en los últimos años la
homosexualidad, así como las otras conductas sexuales diversas; sea más
aceptada como conducta amatoria y las mentes de los padres, tanto varón como
mujer, se abran al punto de aceptar la realidad de que sus hijos no
necesariamente tienen que ser heterosexuales.
Nos falta mucho como sociedad, para lograr
identificar al ser humano como una persona completa, con los mismos
derechos, las mismas obligaciones y las mismas garantías; antes que
fijarnos en su condición sexual para otorgarlos. Las políticas de los Estados deberían abarcar a toda la
sociedad, sin la necesidad de dividirlos según las conductas sexuales. Pero,
aún así, en los tiempos que corren hay muchos avances al respecto. Es cuestión
de que la idea de inclusión vaya encarnándose en nuestras sociedades del mundo
para que la discriminación cese.
Travestí
Qué es un travestí?
Se conoce
como travestismo o transvestismo a una identidad
de género asociada a menudo a la transexualidad, y en la que un individuo
de sexo biológico determinado (masculino o femenino) se viste con las ropas
tradicionalmente asociadas al rol de género opuesto: si es hombre, viste de
mujer, y viceversa. A dichos individuos se les conoce como travestis o trasvestidos.
El travestismo no tiene que ver con
disfraces, sino con la necesidad de encarnar un rol de
género contrario al asignado por la sociedad, por lo cual se acompaña la vestimenta
con ademanes, conductas y gestos que refuerzan el “cambio”.
Generalmente, estas conductas acusan un deseo
transexual en la persona, es decir, que siente que nació con el género
biológico incorrecto o siente que pertenece más al otro sexo que al propio.
Sin embargo, no deben
confundirse travestismo y transexualidad: donde en el primer caso
hay una confusión voluntaria de los roles de género, en el segundo hay un deseo
genuino de alterar el cuerpo o de cambiar de sexo, cosa que no
necesariamente se da en los travestis.
Puede ocurrir, también, que las personas heterosexuales sientan afición
por trasvestirse con fines eróticos, lo cual se denomina fetichismo
travestista y es considerado una parafilia sexual (conducta sexual
anómala).
Si bien inicialmente se consideraba
el travestismo como una enfermedad o incluso un delito, en épocas
recientes el debate en torno a las identidades de género y la diversidad sexual han
abierto un espectro para la comprensión y tolerancia de las conductas
no heteronormativas o no tradicionales. De hecho, las drag
queens o artistas travestis del canto y la puesta en escena,
forman cada vez mayor parte del mundo contemporáneo del espectáculo.
SEXODIVERSIDAD
El debate sobre la sexodiversidad se da
en pro de una sociedad diversa y democrática que no cercene la libre expresión
sexual de sus ciudadanos, considerando que nadie pertenece 100% a ninguna
categoría de nada. Esto último, claro está, en contra de la visión de los
sectores sociales más conservadores, como la religión y las reglas tradicionales
de la moralidad.
No sólo el travestismo compone los modelos sexuales
diversos (sexodiversos), sino que constituye uno apenas entre varias formas de
sexualidad alterna, como son:
- Homosexualidad. Comúnmente
llamados Gays o Lesbianas, son hombres o mujeres
(respectivamente) que sólo gustan eróticamente de personas de su mismo
sexo biológico.
- Bisexualidad.
Aunque para muchos no exista, hay quienes alegan que la bisexualidad es
una forma de erotizarse tanto con hombres como mujeres, que pueden
presentar individuos de cualquier sexo.
- Pansexualidad. Se
conoce así a la capacidad de excitarse sexualmente con cualquier tipo de
persona, sin importar su sexo biológico, su identidad de género, ni
cualquier otra etiqueta social o sexualmente normativa.
- Transexualidad. Se
trata de las personas que se sienten en el sexo biológico equivocado:
su identidad profunda de género es distinta de su identidad sexual
biológica, por lo que a menudo buscan no sólo vestirse, sino transformar
sus cuerpos de un sexo al otro.
¿Cómo
se forma la identidad?
La identidad, en el aspecto psicológico, se
concibe como un sentimiento de mismidad personal, esta se comienza a formar
a temprana edad cuando reconocemos nuestro origen, la familia,
el territorio donde vivimos y sólo acaba cuando termina la vida. La identidad
tiene una gran cantidad de aristas que harán a una persona «ser como es».
Durante la interacción con el entorno y los
diferentes grupos, como el colegio, los amigos, las
actividades e incluso la relación con sus hermanos, es que una persona siente
afinidad, se identifica y quiere pertenecer a ellos, de la misma forma en que
se diferencia de otros tantos, donde se entienden los límites, las emociones,
el manejo de la conducta para respetar a esos otros que
también son identidades.
En el crecimiento se tiene concepción de quién
se es y a dónde se desea ir, es decir, los planes
de vida, los anhelos, estudios, sueños, tomando
decisiones y siendo fieles en el mayor de los casos a las
propias creencias. Los adolescentes suelen tener conflictos en este sentido,
pues buscan sus propias ideas y se revelan contra las que no comparten.
Las crisis propias de la vida, como el divorcio, la
crisis vocacional o profesional, la pérdida de algún ser querido, los duelos
producto de desapegos, los cambios de etapas, etc., siempre promueven un
movimiento dinámico de la identidad, por ello a muy avanzada edad se pueden
seguir sufriendo modificaciones, aunque más leves.
Identidad en la educación
Identidad es el resultado del conjunto de
identificaciones, y así como la familia es parte importante en el proceso de
conformación de la propia identidad, lo es también la escuela y cada uno de sus
actores.
En este sentido, los modelos a seguir son
muy importantes, puesto que los niños y adolescentes los siguen cuando se
sienten identificados, pero a veces estos modelos a
seguir no son los óptimos o a veces son carentes de ciertos aspectos.
Por ello los docentes son
agentes con la oportunidad de promover identificaciones positivas, lo que
genera que el educando construya su posición en el mundo.
En el proceso educativo se produce un quiebre al
finalizar el ciclo escolar, se trata de la orientación
vocacional que pone en jaque las famosas preguntas de: ¿Quién soy?,
¿Qué quiero en la vida?, por ello la contención, consejo, información,
preparación, entre otros, de los profesores se transforman en los objetivos más
importantes en esta etapa.
Niveles de formación de identidad
Desde pequeños se busca promover la identidad en
sus distintos niveles, los cuales señalaremos a continuación:
- Niño: En este sentido resulta
bastante interesante que se comience a partir de algo tan básico como el
nombre de los niños, pero es que no sólo es el nombre que llevamos, sino
que incluye expectativas de los padres y afectos.
- Familia: Es el entorno más
importante que entrega valores,
bases para formar las creencias, las ideas, el comportamiento, entre
otros. De manera que es un moldeador de la identidad durante la infancia y
parte de la adolescencia,
incluso cala tan fuerte en las personas que se mantiene a lo largo de la
vida la identificación con su entorno familiar, transmitiendo el mismo
contenido a las siguientes generaciones.
- Comunidad: Los diferentes grupos que
se posicionan en la sociedad,
desde el grupo de amigos, las familias de los barrios, el cuartel de
bomberos, las juntas vecinales, entre otros, aportan la visión de roles en
el mundo y específicamente dentro del país y la sociedad, de esta manera
se entienden los propios.
- Nación: Consiste en valorar los
orígenes, acercándonos a los distintos grupos étnicos que conforman el
país.
Identidad sexual
La identidad sexual es un tipo de identidad que
corresponde a la vivencia interna y personal que puede ser congruente con el
sexo asignado a nacer o no. Clasificación de estas identidades:
- Travestismo: Se trata de utilizar la
vestimenta y complementos socialmente atribuidos al sexo opuesto.
- Trans: Dentro de este tipo
califican aquellas personas que son una transición de un género a otro.
- Transexualidad: Una
persona transexual siente que ha nacido en un cuerpo que no es el suyo,
sexualmente hablando, es decir, se siente y vive como mujer pero tiene
gónadas masculinas y características corporales de hombre que necesita
cambiar con tratamientos e incluso con cirugía. Esto también se da en las
mujeres que desean ser hombres.
- Transgénero: Modifica
su apariencia de forma sea superficial u hormonalmente, dando a entender
la transición, pero no se termina de identificar ni con el género
masculino ni femenino.
Ley de identidad sexual
Las leyes de identidad sexual nacen con el
fin de hacer valer y respetar la sexualidad de las personas. No sólo la
biológica, sino también la de género, validando mediante documentación oficial
cualquiera sea la identidad que la persona determine.
Aún son muchos los países que no tienen aprobadas
estas clases de leyes, pero los movimientos sociales se encuentran haciendo
campañas en forma permanente para lograr conseguir esos derechos.
Última edición: 4 de diciembre de 2019.
Cómo citar: "La identidad". Autor: María Estela Raffino. De:
Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en:
https://concepto.de/que-es-identidad/. Consultado: 17 de mayo de 2020.
¿Qué es un hermafrodita?
El hermafroditismo es la condición
biológica de poseer órganos reproductivos tanto masculinos como femeninos a
la vez. Por ende, a quienes la poseen se les denomina hermafroditas.
Es una condición bastante común en la naturaleza, tanto en plantas y animales de reproducción sexual,
aunque en el caso de los vertebrados (incluido
el ser humano) suele ser rara
y disfuncional.
En la mayoría de los casos de hermafroditismo
funcional en la naturaleza, o sea, cuando no forma parte de ningún defecto
congénito, los individuos son
capaces de generar gametos tanto femeninos como masculinos.
Sin embargo, en raras ocasiones son capaces de
autofecundarse. Es decir que alternan en el rol de fecundador (macho) y
fecundada (hembra), dependiendo de las condiciones ambientales en que se
encuentren.
En líneas generales, la presencia de órganos
reproductores de ambos sexos es indicador de que a una especie suele costarle hallar parejas
para reproducirse, y de esta manera evita que dos individuos del mismo sexo se
encuentren.
En cambio, en la mayoría de los vertebrados el
hermafroditismo existe sólo como una condición congénita: un desperfecto en la
replicación del genoma durante etapas cruciales del desarrollo del individuo.
Aunque nace con ambos sexos, normalmente uno está más definido que el otro.
Además, suele presentar complicaciones fenotípicas y reproductivas
(esterilidad).
Animales hermafroditas
El hermafroditismo en los animales es más común entre las especies
invertebradas y más primitivas: estrellas de mar, caracoles, lombrices
de tierra, cirrípedos, briozoos, y algunas otras especies similares,
generalmente de vida parásita o inmóvil.
También es posible hallar especies de peces
y anfibios dotadas de hermafroditismo secuencial, que nacen de un sexo y
pueden cambiar hacia el otro si las condiciones son las adecuadas, por ejemplo,
durante una escasez de machos o de hembras, como el róbalo o la cabrilla.
Personas hermafroditas
Al igual que en la mayoría de los vertebrados, el
hermafroditismo es un defecto congénito en el caso de los seres humanos.
Es decir, se trata de una condición que se produce durante la formación
embrional y que puede aparecer en distinta proporción.
La persona hermafrodita generalmente exhibe
características físicas de ambos sexos, pero tiene los órganos reproductores de
uno mayormente definidos que los del otro.
Así, una persona con esta condición puede poseer
vagina y vulva, pero no útero; o poseer un órgano eréctil intermedio entre
clítoris y pene, o poseer tanto ovarios como testículos desarrollados
(hermafroditismo verdadero). En su mayoría, no obstante, se trata de
seudohermafroditismos, que han sido más recientemente recogidos bajo el término
“intersexualidad”.
El hermafroditismo humano es raro, y dependiendo
del caso puede tener algún tipo de tratamiento quirúrgico y/u hormonal. Pero
exceptuando la vida reproductiva, la mayoría de las personas con esta
condición pueden llevar una vida perfectamente normal, productiva e
integrada a la sociedad en todos sus aspectos, incluido el romántico y erótico.
Plantas hermafroditas
El caso más usual de hermafroditismo en la naturaleza es el de las
plantas de reproducción sexual (angiospermas). En sus flores se hallan
organelos reproductivos tanto masculinos (estambres) como femeninos (pistilos),
capaces de producir sus respectivos gametos, pero no de autofecundarse.
Por esa razón, las plantas requieren de una
polinización cruzada, haciendo al mismo tiempo de machos y hembras. Solo en
casos muy específicos la autofecundación es posible.
Hermafroditismo e intersexualidad
El término tradicional para esta condición, el
mismo que se emplea a la hora de hablar de animales y plantas, es
“hermafrodita”, pero a la hora de aplicarlo a los seres humanos, recientemente
se ha preferido el término “intersexualidad”, no sólo para salvaguardar la
dignidad humana, sino porque es mucho más preciso.
De hecho,“hermafrodita” implica la presencia de
ambos sexos por completo simultáneamente, cosa que es más bien rara o
imposible. Lo que sí es posible es la intersexualidad: la
presencia de rasgos sexuales y sólo algunos órganos sexuales de uno y otro
sexo, alcanzando así una condición intermedia.
De allí que se prefiera “intersexualidad”, para
agrupar las distintas posibilidades que este fenómeno genético ocasiona.
Más en: Intersexual
Referencias:
- “Hermafroditismo”
en Wikipedia.
- “Intersexualidad”
en MedLine Plus.
- “No,
hermafroditismo e intersexualidad no son lo mismo (aunque se usen como
sinónimos)” en Infosalus.
- “Hermaphrodite”
en Biology Dictionary.
- “Hermaphroditism
(biology)” en The Encyclopaedia Britannica.
Fuente: https://concepto.de/sexualidad/
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